Este año me está costando sentarme a hacer balance. Pensareis que he tenido un mal año, y por eso, me resulta complicado revivirlo mes a mes para valorarlo y escribirlo. Sin embargo, creo que en líneas generales ha ido mucho mejor de lo que esperaba.
A nivel profesional, he tenido retos muy interesantes en los que he aprendido muchísimo. En el camino, he abierto los ojos a otras maneras de pensar y de plantear las cosas. Sin embargo, todo esto no hubiera sido posible sin la gente que me ha rodeado en el trabajo, que ha confiado en mi, me ha apoyado y “ha arrimado el hombro” siempre que ha sido necesario.
También durante este año, he comenzado mi andadura profesional con el Coaching Ejecutivo. Ha requerido un esfuerzo de horas adicionales, pero la recompensa personal y el aprendizaje han sido enormes, así que, con eso me quedo.
A nivel personal, también creo que ha ido bastante bien:
– He podido solucionar pequeñas gestiones personales que me traían de cabeza varios años, y eso me ha aportado una calma que ya llevaba tiempo reclamando.
– ¿Los hombre de mi casa? ¿Qué voy a decir? Son mi motor, y sin ellos no hubiera podido ser lo que soy.
– Al mismo tiempo, la que ha sido, es y será siempre persona clave en mi vida es mi madre, mi “Pepito Grillo” y mi “Mary Poppins”. ¿Qué más puedo pedir?
Como punto negativo, este año he estado menos tiempo del que hubiera querido con mis hermanas, así que me lo he propuesto como objetivo para 2015. ¡Preparaos que no os voy a dejar ni a sol ni a sombra!
El año 2014 podría haber sido maravilloso si no fuera porque, por el camino, perdí a alguien importante. En el mes de abril, mi primo decidió dejar este mundo, sin previo aviso. Desde ese momento, he ido buceando en mis recuerdos, buscando una razón que calmara mi desasosiego. Mis recuerdos se centraban más en la infancia donde recordaba momentos en los que jugábamos juntos, con su risa tan característica y contagiosa. Recuerdo con 17-18 años, que me lo llevé de bares, y allá donde íbamos atraía todas las miradas. También salimos una vez de marcha por Madrid, donde él vivía. Como buen anfitrión, nos llevó a mi hermana mayor y a mi a los lugares de moda, asegurándose de que en todo momento no quedáramos desatendidas. Ése era él. Por eso, querido primo, cada día desde que te fuiste, hay un pedacito de mi corazón que está contigo.
Por tanto, puedo hacer balance positivo y agridulce de este año. Pero y ¿qué hay del objetivo que me propuse conseguir en 2014? Si recordáis en mi artículo “Aprendizajes y Propósitos”, escribí el siguiente objetivo: “Quiero ser feliz y ayudar a los demás a que también lo sean.” Pues bien, creo que he conseguido ser feliz y he luchado por ayudar a los demás a que también lo sean, aunque no sé si lo he conseguido. Aquí os tendría que preguntar a vosotros…
De mis aprendizajes durante 2014 destacaría dos de ellos, que para mi han sido claves:
- No puedo controlarlo todo, así que es mejor no ponerme el listón tan alto, que luego la caída es tremenda.
- El tiempo es limitado (es obvio, no?): he querido abarcar muchas cosas fuera y dentro del trabajo, y esto al final me ha penalizado con grandes dosis de cansancio.
Por último, no puedo cerrar el artículo sin proponerme objetivos para 2015. Ahí van:
- Dedicar más tiempo a mi familia, en especial a mis hermanas, que han sido las grandes perjudicadas este año.
- Buscar un tiempo para “no hacer nada”, esto será clave para la salud mental.
- Y, por último, seguir siendo feliz.
Para conseguir estos objetivos, te necesito a ti. Así que, si estuviste conmigo durante 2014, cuento contigo para que me acompañes en este nuevo año, y durante muchos más.
¡FELIZ NAVIDAD!
«Cuando el objetivo te parezca difícil,
no cambies de objetivo;
busca un nuevo camino para llegar a él»
Confucio
Tras la búsqueda del Talento 
Deja una respuesta