Con este cauto título se enmarcaron las jornada de TMT que tuvieron lugar el pasado 15 de noviembre. Unas jornadas que trajeron muy buenas sensaciones a todos los asistentes de la mano de tres interesantes ponentes: Marta Ligoitz, Belén Varela y Santiago Vázquez.
He de decir que las jornadas TMT, organizadas por Máster GesTa y CECE, están abiertas a todo el público, y aportan nuevas visiones y conocimientos a aplicar en el día a día. Por ello, siempre que me lo permite mi trabajo, procuro asistir a ellas.
De la jornada del viernes he obtenido muchas impresiones positivas: vuelvo a creer que es posible ser feliz en el trabajo, algo que había empezado a dar por perdido. Está claro que para ello hace falta aplicar algunos cambios, tanto en las organizaciones como en nosotros mismos, pero, creo, sinceramente, que es posible.
La primera ponente me sorprendió gratamente, no tanto por lo que nos enseñó sino por cómo lo hizo. Ella marcó un antes y un después en las jornadas del pasado viernes, ya que en un corto espacio de tiempo, se metió al público en el bolsillo. Ella fue Marta Ligioiz, Médico Especialista en Neurobiología del Comportamiento (entre otras muchas cosas) y autora del libro “Curso de Vuelo para Constructores de Sueños”. Desde la primera frase que pronunció Marta Ligioiz, supe que no se trataba de una ponencia al uso. De hecho, a los cinco minutos de intervención nos encontramos un público de más de 1.200 personas haciendo ejercicios para sincronizar nuestro lado derecho del cuerpo con el izquierdo, lo que nos llevó a un sinfín de movimientos que fueron acompañados de música. Acabamos bailando un Rock&Roll de una manera poco tradicional: comenzando a sentir y mover los dedos de las manos, las muñecas, los brazos, los hombros,… y así sucesivamente hasta conseguir activar y sentir todas y cada una de las partes que componen nuestro cuerpo. ¿Y estos ejercicios para qué? Pues fueron un ejemplo muy claro de cómo a través de ellos se activa la producción de serotonina, cuyo papel neurotransmisor es vital para regular la agresividad, la ira, el humor,…
Marta defiende que la felicidad es muy rentable: las personas felices trabajan más, por tanto, son más productivas. Esta felicidad en el ámbito profesional conecta con la felicidad en la vida personal. Por tanto, ¿creéis que a las organizaciones de hoy en día les interesa un colectivo de empleados que sean infelices en el trabajo?
De la intervención de Marta, me gustó todo: su positivismo, su visualización de la producción de serotonina, sus técnicas de sincronización y activación de nuestras partes del cuerpo,… Sin embargo, me quedo con su propuesta de hacer una lista de aquellas cosas que nos hacen ilusión, para que en aquellos momentos donde nuestros niveles de serotonina sean bajos, podamos releerlos y volver a un estado más cercano a la felicidad.
En la segunda intervención, Roberto Luna nos presenta a Belén Varela, abogada con amplia experiencia en la gestión de personas, autora del libro “La Rebelión de las Moscas” y directora de RH Positivo, que, como anuncia su web,” es la primera empresa creada para gestionar el optimismo de las organizaciones.” ¡Todo un reto!
En su ponencia, Belén hace una presentación del optimismo en las organizaciones a través de la analogía de las moscas y las abejas, con las personas. Históricamente la balanza se ha decantado a favor de las abejas, presentándolas como el modelo ideal de trabajador (las personas “abejas” son laboriosas y previsoras), y, por tanto, dejando a las moscas en muy mala posición (las personas “moscas” son molestas, impertinentes y pesadas).
El planteamiento innovador de Belén sitúa a la mosca (que es como ella misma se identifica) en posición vencedora: la mosca no sigue patrones de comportamiento, sino que busca nuevos caminos no definidos previamente. Es más emocional e intuitiva. Por el contrario, la abeja es racional y laboriosa, pero carente de creatividad, sigue los patrones aprendidos sin variarlos un ápice. Por tanto, ¿queremos ser trabajadores “abeja” o trabajadores “mosca”? Yo me apunto a la “Rebelión de las Moscas.
De Belén Varela me quedo con su propuesta de “cerebrar los éxitos”: analizar nuestros éxitos viendo paso a paso qué hemos hecho para llegar a ellos, de manera que seamos capaces de repetirlos en el futuro.
Cuando ya pensábamos que nada podía mejorar, después de las intervenciones de Marta y Belén, nuestro anfitrión, Roberto Luna, nos presenta a Santiago Vázquez, sociólogo, economista, coach profesional, y autor del libro “La felicidad en el trabajo… y en la vida”. Deciros que de esta intervención lo destacaría todo, porque no hubo enunciado que pronunciara que no tuviera una importancia destacable. Un ejemplo claro fue cuando citó a Seligman para presentarnos “el trabajo como fuente de felicidad” y es que, para ser feliz en la vida, debemos ser felices en el trabajo.
A modo de camino a seguir para alcanzar la felicidad, Santi presenta cuatro planos del yo:
– Yo conmigo: implica “autoconocimiento”, ya que para ser feliz con los demás debo ser feliz conmigo mismo.
– Yo contigo: debemos hacer uso de la empatía para poder ser felices con los demás. Así, si somos capaces de entender las emociones y expectativas de los demás, sabremos cómo ser felices con ellos.
– Yo flexible: debemos mostrar una versión de nuestro yo más flexible, adaptándonos a los cambios que nos encontramos, en lugar de esperar a que los cambios se adapten a nosotros. Esto es unirse al cambio buscando soluciones o resultados.
– Yo feliz: a través de una actitud más abierta, creativa y flexible conseguiremos ser más felices.
Por último, Santi nos desvela la fórmula para conseguir organizaciones optimistas, que no es otra que una mezcla de optimismo, trabajo y pasión. Pero para tener más detalle, os remito a su libro, al blog de APD “Bienvenido Mr. Seligman” y en IE Business School.
De la intevención de Santi Vázquez no sé con qué quedarme, pues como he dicho al principio, todo lo que dijo fue muy potente. Tomo prestada la cita con la que Santi cerró su intervención, para cerrar mi artículo:
“This is a great time to be an HR professional”
Dave Ulrich
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