“Ser feliz es la capacidad de re-inventar nuestra realidad, dándole el enfoque necesario para sentirnos realizados”
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Hace unos meses, tuve la oportunidad de asistir a una ponencia de D. Manuel Pimentel, escritor, editor, empresario y político En dicha ponencia y haciendo referencia a su libro “El talento”, Pimentel presentaba una dicotomía muy interesante: inteligencia y talento.
A priori podemos pensar que estamos hablando de dos términos que hacen alusión al mismo significado. De hecho, tras finalizar la ponencia del exministro, revisé estos conceptos en la R.A.E. Algunas de las acepciones que encontré son las siguientes:
Inteligencia: capacidad de entender y comprender. Capacidad de resolver problemas. Habilidad, destreza y experiencia.
Talento: inteligencia y aptitud. Persona inteligente o apta para determinada ocupación.
Es curioso que para ambos términos se llegaba a conclusiones parecidas, si bien, podemos ir más allá en la definición de estos términos, dándoles matices importantes.
¿Recordáis qué pasaba en el colegio cuando había un niño muy inteligente con unos resultados académicos envidiables? Ese era el empollón de clase, el “rarito” y cualquier otro adjetivo “negativo” que se os ocurra. Conclusión: ser inteligente iba unido a soledad, aislamiento e infelicidad.
¿Ocurre lo mismo con el talento? Si pensamos en que todos y cada uno de nosotros tenemos talento, o como dice Pimentel, tenemos talentos individuales (por tanto, debemos decir talento en plural, y no en singular), y somos capaces de demostrar públicamente nuestro talento, a nuestro alrededor encontraremos aceptación, reconocimiento y, consecuentemente, felicidad. Pensemos por ejemplo en nuestros deportistas españoles, o nuestro elenco de actores, directores y escritores, gente con talento que es bien acogida por la sociedad. Y vosotros pensaréis que os estoy poniendo ejemplos de gente famosa,….. Pues bien, pensad en vuestro trabajo, o vuestro entorno personal, seguro que conocéis a más de uno que destaca en el desempeño de alguna habilidad, por ejemplo, alguien que es un líder nato y gestiona equipos, o un cirujano que es capaz de hacer intervenciones quirúrgicas nunca antes realizadas, todos ellos con resultados excepcionales. ¿No es cierto que son personas reconocidas y aceptadas por la sociedad?
Pimentel relaciona el talento con la felicidad: el que tiene talento es feliz? En mi humilde opinión, el que tiene talento es feliz si es capaz de demostrarlo ante los demás.
La persona con talento puede permanecer en el anonimato si no tiene la oportunidad de demostrarlo. Por eso, animo a todas esas personas que tienen un talento oculto a que lo saquen a la luz, a que no esperen una oportunidad, sino que sean ellos los que salgan a buscarla.
Las posibilidades de hacer valer tu talento depende en gran medida de la confianza que tengas en ti mismo.
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