Tú eres una persona con talento, sí, y lo demuestras a diario tanto en tu entorno laboral como en el personal. Sin embargo, hay días en los que vives situaciones que te hacen perder momentáneamente la fe en este “tan demostrado” talento: “No sé qué me pasa, parece que todo lo hago mal.”
En ese instante de bloqueo, nuestra mente asume por cierta la información que nos llega del exterior: “Soy incapaz de desempeñar mis tareas adecuadamente. No tengo ningún talento”. Y por ello, nos sentimos bajos de moral, e incluso llegamos a adentrarnos en un bucle emocional donde se suceden los fracasos, como consecuencia de haber perdido la fe en nosotros mismos.
Por suerte, siempre hay alguien o algo que te hace despertar y, como ave Fénix, hace resurgir tu talento, tomando de nuevo las riendas de tu vida.
Lideremos nuestra vida, nuestra propia existencia, y no dejemos que los factores externos nos hagan cambiar de parecer sobre nosotros mismos o sobre nuestra capacidad para desempeñar nuestras actividades diarias. No hay nadie mejor que nosotros para poder medir y desarrollar nuestro talento.
¡Pongámoslo en práctica!
Tras la búsqueda del Talento 
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